Mucho le habían hablado de ella. La tipografía estilizada parecía confirmar el estilo del lugar. De franjas blancas y negra, tenía asepxia y clase, y por todas estas razones había hace tiempo decidido visitarla. Cuando tomaba el colectivo pasaba por allí invariablemente, pero no fue hasta que se juntaron su ayuno y sus ganas de comer que decidió acudir a ella.
Preparó su bolsa de tela: una manta, el agua y la buena disposición para pasar un lindo momento con la compra en la plaza, comiendo tranquila en el parque, tal vez leyendo o poniéndose a escribir. Era este el buen tino con el que había preparado su atmósfera.
Cuando llegó a la panadería el lugar era pequeño. Las bandejas con productos frescos y tentadores colonizaban los espacios, quedando apenas lugar para una o dos personas apretujadas dentro del local. Como pudo encajó su cuerpo en algún lugar vacío, y tuvo que interrumpir a la empleada para preguntarle dónde estaban las bandejas de las facturas.
La señora torciendo el gesto le señaló una bandeja horrible, enorme y totalmente impráctica, que tuvo que cargar consigo sintiéndose ridícula, pues sólo pensaba llevar unas pocas facturas.
Al momento de pagar, resultaba ser un montón de plata; sacó la tarjeta de crédito que papá pagaba. La señora miró la tarjeta y con hosquedad aclaró, como si resultara obvio, que el local sólo aceptaba una. Con resignación, Anahí sacó los pocos billetes que tenía en el bolsillo para completar la compra. Después de cobrarle, la empleada le dio la espalda para ponerse a cotillear con sus compañeras de trabajo.
Ya fuera del local, las ganas de sentarse en el parque se habían esfumado por completo, junto con su respeto por el mundo y su felicidad expectante. Sin esperar a llegar a ningún sitio, sacó una factura y la comió, con el resultado de encontrar cada bocado parecido a la ingesta de cartón usado, viejo y mojado.
Podía catalogarlo como una de sus peores experiencias como compradora en esta vida. Terminó de comer lo que el hambre le pedía con desencanto y se alejó del negocio con el aprendizaje de la actitud distintiva entre un buen y un mal vendedor.