domingo, 20 de febrero de 2011

Los pequeños Cyborgs

Niego el yo por el Universo, pero al centrarme en mí misma, sé quien soy.

Paradoja dual, el encierro en el cuerpo y la visión aleatoria, el trajín cotidiano, la pureza perdida. Pido a Dios que mis palabras fluyan, me convenzo de que no es él simplemente costumbre; enseñanza Occidental o repetición del patrón organizador. ¿Es el Universo esencialmente sencillo o complejo? Quizás como el hombre, un poco uno y un poco otro, se dice que somos instinto y conciencia, insistimos luego como máquina y órgano. A tal punto llegamos, los pequeños humildes Cyborgs, vanidosos y altaneros; pues la evolución animal atenta contra el refreno de los impulsos, entonces ¿dónde está el pecado?

El horror máximo, las palabras no son suficientes, sino esencialmente excluyentes.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Ningún lugar está lejos- Richard Bach

¡Rae! ¡Gracias por invitarme a tu fiesta de cumpleaños!

Tu casa está a miles de kilómetros de la mía, y viajo sólo si tengo una buena razón...
Una fiesta para Rae es la mejor razón, y ansío estar contigo.


Inicié mi jornada en el corazón del colibrí al que tú y yo conocimos tiempo atrás.
Fue tan cordial como siempre, pero cuando le dije que la pequeña Rae estaba creciendo y que yo iba a su fiesta de cumpleaños, quedó perplejo.
Volamos largo rato en silencio; por fin él dijo:
-Entiendo muy poco de lo que dices, pero lo que menos entiendo es que vayas a la fiesta.
-Por supuesto que voy a la fiesta -respondí- ¿Acaso es tan difícil de entender?
Calló, y cuando llegamos al hogar del búho, dijo:
-¿Es que los kilómetros pueden separarnos verdaderamente de los amigos? Si quieres estar con Rae, ¿no estás ya allí?

-La pequeña Rae está creciendo y voy a su fiesta de cumpleaños con un regalo -dije al búho.
Tuve una extraña sensación al decir voy de esa manera, después de hablar con el colibrí, pero lo dije así para que el búho comprendiese.
También él voló en silencio largo rato. Fue un silencio amistoso, pero cuando me depositaba a salvo en el hogar del águila, dijo:
-Entiendo muy poco de lo que dices, pero lo que menos entiendo es que llames pequeña a tu amiga.
-Por supuesto que es pequeña -respondí-, porque no ha crecido. ¿Acaso es tan difícil de entender?
El búho me miró con sus profundos ojos ambarinos, sonrió y dijo:
-Piénsalo.

La pequeña Rae está creciendo, y voy a su fiesta de cumpleaños con un regalo. Tuve una extraña sensación al decir voy y pequeña después de hablar con el colibrí y el búho, pero lo dije así para que el águila comprendiese.

Juntos volamos sobre las colinas, y remontamos los vientos montañeses. Por fin dijo:
-Entiendo muy poco de lo que dices, pero lo que menos entiendo es esta palabra cumpleaños.
Por supuesto, cumpleaños -respondí-. Vamos a celebrar la hora en que empezó Rae, y antes de la cual ella no era. ¿Acaso es tan difícil de entender?
El águila curvó sus alas diestramente y aterrizó con soltura, posándose en la arena del desierto.
-¿Un tiempo antes que empezara la vida de Rae? ¿No te parece más bien que es la vida de Rae la que empezó antes de que existiera el tiempo?

-La pequeña Rae está creciendo y voy a su fiesta de cumpleaños con un regalo -dije al halcón-. Tuve una sensación extraña al decir voy y pequeña y cumpleaños después de hablar con el colibrí y el búho y el águila, pero lo dije así para que el halcón comprendiese.
Debajo de nosotros, a lo lejos, se derramaba el desierto, y al fin dijo:
-Mira, entiendo muy poco de lo que me dices, pero lo que menos entiendo es crecer.
-Por supuesto, crecer -respondí-. Rae está más cerca de ser adulta, un año más lejos de ser una niña. ¿Acaso es tan difícil de entender?
El halcón aterrizó por fin en una playa desolada.
-¿Un año más lejos de ser una niña? ¡Eso no suena como crecer!
Y elevándose en el aire, partió.

Sabía que la gaviota era muy sabia. Mientras volaba con ella, pensé con sumo cuidado y elegí las palabras de modo que, cuando hablara, ella supiese que había estado aprendiendo.
-Gaviota -dije por fin-, ¿por qué vuelas conmigo a ver a Rea, cuando en verdad sabes que ya estoy con ella?
La gaviota descendió sobre el mar, sobre las colinas, sobre las calles, y suavemente aterrizó en su azotea.
-Porque lo importante -dijo-, es que tú sepas esa verdad. Hasta que la sepas, hasta que verdaderamente la comprendas, puedes mostrarla sólo de maneras más pequeñas, y con la ayuda externa de máquinas, personas y aves.
-Pero recuerda -agregó-, que el ser desconocida no impide a la verdad  ser verdadera.
Y partió.

 
Ahora es tiempo de abrir tu regalo. Los obsequios de latón y de vidrio se gastan en un día y desaparecen. Pero yo tengo un regalo mejor para ti.
Es un anillo para que lo uses. Centellea con una luz especial y nadie puede quitártelo; no se lo puede destruir. Eres la única en el mundo entero que puede ver el anillo que hoy te entrego, tal como yo fui el único que pude verlo cuando era mío.
Tu anillo te otorga un nuevo poder. Usándolo puedes elevarte en las alas de todas las aves que vuelan... Puedes ver a través de los dorados ojos, puedes tocar el viento que sopla por entre sus aterciopeladas alas, puedes conocer el júbilo de llegar muy alto sobre el mundo y todas sus preocupaciones. Puedes permanecer cuanto quieras en el cielo, después de la noche, durante la salida del sol, y cuando tengas ganas de bajar otra vez, tus preguntas tendrán respuesta y tus angustias habrán desaparecido.
Como cualquier cosa que no se puede tocar con las manos ni ver con los ojos, tu regalo se torna más poderoso a medida que lo usas. Al principio podrás usarlo solamente cuando estés al aire libre, observando al pájaro con el que vuelas.
Pero más tarde, si lo usas bien, funcionará con aves a las que no puedes ver, y al final comprobarás que no necesitas anillo ni pájaro para volar sola sobre el silencio de las nubes.
Y cuando ese día te llegue, debes dar tu regalo a alguien que sepas que lo usará bien, y que pueda aprender que las únicas cosas que importan son las que están hechas de verdad y alegría, y no de latón y vidrio.
Rae, ésta es la última fiesta que celebraré contigo, después de haber aprendido lo que me enseñaron nuestros amigos, los pájaros.
No puedo ir a estar contigo porque ya estoy allí.
No eres pequeña porque ya has crecido, jugando entre los momentos de tu vida como lo hacemos todos, por la diversión de vivir.
No tienes cumpleaños porque siempre has vivido; jamás naciste y nunca morirás.
No eres la hija de las personas a quien llamas madre y padre, sino su compañera de aventuras en una luminosa jornada para comprender las cosas que son.
Cada regalo de un amigo es un deseo de felicidad, como este anillo lo es para ti.
Vuela libre y dichosa más allá de los cumpleaños y a través de la eternidad, y nos encontraremos alguna que otra vez, cuando lo deseemos, en medio de la celebración que jamás puede terminar.

domingo, 6 de febrero de 2011

Domingo de película: FOOD, INC.


 Gracias Lucía Yáñez por la recomendación



Podés votar para cambiar el sistema. Tres veces al día.

  • Comprá a compañías que traten a los trabajadores, animales, y el medioambiente, con respeto.
  • Cuando vayas al supermercado, elegí comidas de estación. Comprá orgánico. Enterate de lo que hay en tu comida. Leé las etiquetas.
  • Sabé lo que estás comprando.
  • La carne viaja un promedio de 1500 kilómetros, de la industria al supermercado. Comprá local, al proveedor.
  • Plantá una huerta. Aunque sea pequeña.
  • Prepará la comida con tu familia, y coman juntos.
  • Todos tenemos derecho a comida sana. Asegurate que lo que comprás esté debidamente etiquetado.
  • Repartí en el comedor de tu barrio comida saludable.
  • Protegé a tu familia. Pedile al Congreso que refuerce los estándares de seguridad y reintroduzca leyes de protección.
  • Si decís tus oraciones, pedí por comida que asegure el bienestar de todos. Y la del planeta.
  • Podés cambiar el mundo. Con cada bocado.

¿Hambriento de cambios? Sumate http://www.takepart.com/foodinc